A la esperanza se le añadió prudencia.
A la prudencia se le añadió elocuencia.
A la elocuencia se le añadió certeza.
A la certeza se le añadió simpleza.
Se le añadió.
Se le añadió.
A la fortuna se le añadió dureza.
A la dureza se le añadió soberbia.
A la soberbia se le añadió tristeza.
A la tristeza se le añadió pobreza.
Se le añadió.
Se le añadió.
A la virtud se le añadió pasión.
A la pasión se le añadió emoción.
A la emoción se le añadió alegría.
A la alegría se le añadió sonrisa.
Se le añadió.
Se le añadió.
Al desprecio se le añadió molestia.
A la molestia se le añadió descontento.
Al descontento se le añadió desmotivación.
A la desmotivación se le añadió silencio.
Se le añadió.
Se le añadió.
Se le acopló.
Se le acopló.
De tal manera
que ni cuenta se dió.
La balanza se inclinó.
El pie resbaló.
El suelo tembló.
Se le añadió. Se le añadió.
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