miércoles, 4 de julio de 2012

A mis niños

Las valijas desbordan de colecciones.
Cargo gestos apresurados,
trazos imborrables,
rizos agradables.
Abrazos entrañables.

Un garabato,
una risa, un cortado,
una pregunta misteriosa:
"¿tiene los labios pintados?"

Su sonrisa en el espejo,
me recuerda lo que llevo dentro.
Una uña esmaltada,
un beso con marca.
Pasitos cortos,
delimitando un territorio.
La ternura da una vuelta
y vuelve...
(Gracias a Dios que vuelve)



Colección de gestos.
De movimientos etéreos, de lineas fluyentes,
colores amigables.
Preguntas desconcertantes.

Miradas sigilosos,
analizando todo en prosa.
Lejos de lo establecido.
Humor en otras estrofas.

Y lenguajes...
Porque ellos hablan otro idioma,
de balbuceos y sonrisas.
De asombros verdaderamente intensos.

De alegrías.
De caricias.
De intensivas
cicatrices de juego.
(¿Dale que yo te enseño?)




Juego que te invita a jugar,
a la vuelta de la esquina.
Donde no vive la tristeza.
Donde habitan sueños que buscan dueños.

Barriletes que se sumergen
en la inmensidad del cielo.
Se tornan felices
dejándose llevar por un niño que los pasea.

Idioma del asombro.
Esa capacidad de asombro.
Que estimo.
Anhelo.
Necesito.

Volver a ser como un niño.
Dejando de lado lo vivido.
En un mundo en que el tiempo no pasa
dedicándome a robar la sortija en una plaza.

Donde el bueno del señor que la maneja,
me la dá en la mano.
"Ignorando"
que yo no me doy cuenta.

Pequeñas Picasso
"Rayón de Pequeñas Picasso"



2 comentarios:

¿Qué te pareció esta lectura?