viernes, 25 de mayo de 2012

Dios salva a la Reina...

(... pero si te queda tiempo, sálvame a mí.)

Intrigante. Ilustrado. Iluso y pobre corazón.
Como rata detrás de flautista
te dejaste encantar
hasta perder la razón.

Inconsciente y débil. Ingenuo y soñador.
¿Tildaste una estrella para conocerlo mejor?.

Que facilidad de expresión
que nos arrebató,
el mundo virtual que nos creó.
Aquel que nos rodea de anónimos sin razón.

Es muy fina la línea que separa
la razón del corazón.
Bien decían en el barrio
"De su abundancia él hablará"
                                                 (y habló)

Vi un anuncio, mi alma se desesperó
"Si no sabés cómo decirlo, decilo con emoticons"                                                
                                                                                          (La vida cada día carece de sentido literal,
                                                                                                         pero también figurativo)

Cuidado con las redes!
Tejidas para atrapar pobres e inocentes corazones.
Mentes desválidas de razón
que navegan por mares tempestuosos.

Cerremos ventanas,
construyamos puentes.
Tratemos de volver al face to face,
mientras se pasea un mate entre amigos.

Como señor de una mesa
en la cual lo invitaron a jugar.
Mientras lo seduce una vainilla
con azúcar por demás.


No es que esté en contra de lo virtual.
De hecho, es ahí donde cuelgo mi canción.
Mal cantada, mal escrita.
Me da igual.


Pero como le dije a mi estimado
"Es mejor el largo plazo
a la vista
que el corto a los ponchazos"

Desde el anonimato mi pensamiento dejó entrever
lo que sucedía ante mis ojos.
Y surgió la cuestión
de la enfermedad que nos compete a todos...

(Porque como le comenté a mis muchachas: "El que esté libre de pecados, que arroje su contraseña")



                 (Aunque no lo creas, la frontera entre Bélgica y los Países Bajos está en un CAFÉ)









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