domingo, 19 de agosto de 2012

Kosovo

Te dejé escribir las líneas
más tristes de tu corazón.
Los sonetos más pasivos,
aquellos que inundaron tu razón.

Te dejé pasar desapercibido.
Te dejé a un lado. Solo, solito.
Descubriendo tus ojos en la oscuridad,
te encontré mirando los míos.

Pasé la página.
Hice oído sordo
a lo que me hablabas.
Dejé sonar una y otra vez,
esa inútil melodía.

Que decía algo tan simple,
describía ese lugar al que habíamos ido.

Ahora el cansancio me supera.
Exprimo esta naranja,
como la vida misma,
intentándole sacar hasta la última gota.

De un jugo que tal vez quieras beber.
De un sueño que tal vez quieras tener.

Y ahora que la vejez me invade
poco a poco,
no veo a mi alrededor a aquellos
que me abrazaron a los quince.

Aquellos que se rieron conmigo
cuando tenía "braquets".

¿Y qué pasará?

Te escribo que pasará.

Tal vez los años nos cuenten lo suyo.
Tú aquí.
Yo allá.

Pertenecientes a un Estado
que nos invadió, colonizó
y disputó nuestra libertad;
sin recibir ningún premio merecido.

Te escribo qué pasará.

Tal vez huyamos de Kosovo.
Porque el bombardeo no es tuyo ni mío.
Es de ambos.
Es de todos.

La guerra no se gana de a uno solo.
La guerra la peleamos entre todos.

Tal vez por eso no atendí el llamado.
Porque mi cuerpo se paralizó.
Dudé de la diferencia
entre mis manos y mis pies.

Y mi mente estalló en un deja vú,
particionado en mil pedazos.
Algo que no vuelva a ocurrir.
Por favor, no.

Pero dime,
si aún estas disponible.
Dime si las olas siguen rompiendo
en aquel lugar que solo tu y yo conocemos.

Y tal vez.


Tal vez huyamos de Kosovo.
Porque el bombardeo no es tuyo ni mío.
Es de ambos.
Es de todos.




Vista panorámica de Kosovo





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