domingo, 26 de agosto de 2012

El reloj

El tiempo es lento para el que espera.
Como el ruido a engranajes oxidados.
y el chirrido a  manecillas viejas.

Como arena lenta y aburrida,
que cae en un reloj de arena.
El tiempo es lento para el que espera.

No se mudó tu capacidad dialéctica.
Es como el amor.
Solo está dormida. Aún está atontada.

Tampoco te abandonó 
el eco de tus propios labios,
gesticulando una y otra vez lo que creías olvidado.

El tiempo es lento para el que espera.

¿Pero qué espera el que espera?

¿Acaso espera un tren,
que lo lleve a la victoria?
¿Acaso espera una limosna,
que alguien arroje entre sus ropas?

¿Acaso espera una cruz
que acabe con todo su calvario?

Qué afortunados pueden ser
los que ven pasar el tiempo,
sin siquiera detenerse a ver.

Basta un ajuste concreto,
un buen aceite
y el tiempo volverá a correr.

Basta calibrar la hora,
los minutos, los segundos.
Todo comenzará otra vez.

Big Ben-Londres
(Cuidado: Hombres trabajando).








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